6.15.2010

The girl & the sender II (Edge of desire)

No sabía que hacer, empezaba a hacer frío y no podía quedarme en ese andén esperando a que llegase el próximo tren. Tenía dos opciones: buscarla a ella o seguir caminado hasta encontrar un medio de transporte que me llevase hasta Glasgow. Sopesé y me decidí por lo segundo.
Empecé a caminar por las vías cargado con el equipaje, algo que sólo duró unos minutos. La carga era demasiado pesada así que me deshice de ella dejándola aparcada a un lado del camino, y continué andando.
Cada vez hacía más frío, tanto que empezó a nevar. No llevaba un abrigo muy adecuado para andar caminando por ahí nevando pero tenía que conformarme. Para distraerme, empecé a pensar en todo lo que había sucedido en la estación hacía ya unas cuantas horas.
Recordé la mirada inmóvil de aquella chica con cara de niña. Sus penetrantes ojos azules. Sus labios carnosos pintados de rojo carmín, haciendo juego con sus zapatos. Su pelo rubio. Miré el reloj y me dí cuenta de que llevaba algo más de cinco minutos pensando en ella. No me la podía sacar de la cabeza. Para mí era una completa desconocida, pero mi corazón parecía saber todo sobre ella. A mi corazón le gustaba, y había conseguido que a mí también. Ansiaba verla de nuevo, quería probar el sabor de sus labios contra los míos.
Cogí de mis bolsillos las misteriosas cartas que no habían cesado de llegar a mi buzón semanas atrás. Todas estaban escritas con una caligrafía impecable y firmadas con el nombre de Leah Reynolds. Todas ellas contaban historias, las historias de Leah, que deseaba enamorarse y entregar su corazón a alguien. Que había elegido que yo fuese el destinatario de esas cartas al azar. Que me había enamorado con sus palabras.
Podía seguir sus indicaciones y llegar hasta ella. O simplemente podía dejar que las palabras se consumieran en las llamas de la chimenea.
Había elegido buscarla, y ahora tenía que seguir el camino que trazaban esas vías. Ella era mi adicción y ahora no podía parar de buscar, pero tampoco podía olvidarme de los ojos azules que me miraban en la estación. Una pregunta inundó mis pensamientos.
¿Y si era Leah la chica del andén 9? No, no podía serlo.

2 comentarios:

naaanu! dijo...

Ay que linda historia (L) es muy tierniitaa :D cuidate mucho. Un beso.

Palm dijo...

O sí. Quizás si podía serlo