11.17.2012

It makes your lips so kissable


Una y otra vez.
Ayer, hoy.
Cada semana.
Cada segundo en mi mente.
No puedo mirarte sin querer besarte.
Sin quererte.
Y vas tú y me sonríes todo el rato.
Y me cuentas chistes.
Y vuelves a sonreír.
Y tus ojos se llenan de brillo.
Y mi corazón de amor.
Y entonces es cuando todavía te quiero más.


Y ese es el momento en el que deberías besarme.

11.15.2012

Tuesday, 13th of November

Hoy fue Martes. Día 13. De Noviembre. El mes en el que empezó todo.
Para la mayoría de los humanos los Martes y 13 son días que evocan a la mala suerte, pero yo siempre he confiado en el 13, un número precioso que siempre ha traído consigo cosas preciosas. Mi número.
Por esa razón, desde que me levanté supe que tenía que pasar algo especial.
Y así fue.
Te ví.
Algo muy simple, pero para mí suficiente, ya que no suele pasar entre semana.
Allí estabas, hablando por el móvil, con cara de preocupación; pero igual de guapo y bonito como siempre.
Yo llevaba prisa, pero no tardé en verte desde la acera de enfrente.
No te saludé. Ni siquiera hice nada para que supieras que estaba allí, a pocos metros de tí. Simplemente escogí la opción de observarte mientras seguía caminando. Me paré un segundo, miré hacia atrás desde una distancia prudencial. Te miré, mientras mi corazón me salía del pecho. Levantaste la cabeza y yo me giré en cuestión de milésimas. No sé si me viste. Volviste a bajar la cabeza recuperando el rostro de preocupación, mientras cogías tu mochila. Empezaste a caminar en dirección contraria a la que iba yo. Te fuiste.
Yo seguí caminando mientras pensaba en tí. No te había dicho nada. Ni un simple, "Hola", ni una simple sonrisa. 
No sabes cuanto me hubiese gustado hacerlo.

Quizás algún día no sólo te salude, si no que podré ir corriendo a abrazarte. Besarte.
Quizás no y lo único que tiene la vida reservado para nosotros es que vayamos en direcciones opuestas.

Sea como sea yo siempre seré feliz siempre y cuando tú hagas mis Martes trece tan bonitos como el de hoy
Porque a mí, con eso, me basta.

11.11.2012

Never felt like this before.


Nos quedamos solos. Mientras tú te despedías de tu amigo yo te observaba, eras tan perfecto. No me podía creer que ese momento estuviese ocurriendo de verdad, solo tú y yo en aquel lugar rodeado por el mar. Empezamos a pasear, recuerdo que intercambiamos un par de palabras y sonrisas un tanto incómodas. Nos miramos, y note cómo tu mano poco a poco se iba acercando a la mía, noté el roce de tus dedos y la calidez de tu piel, y cómo por dentro un mar de sentimientos me abrumaba.
Sin decir nada seguimos caminando mientras tú esbozaban una leve y tímida sonrisa con las comisuras de tus labios.
Nos paramos, el viento nos daba en la cara. Tú me mirabas mis ojos y yo miraba los tuyos. Te fuiste acercando más y más hasta que pude sentir tu aliento. Mientras me abrazabas noté el roce de tus labios sobre los míos. Me besaste y yo te besé a ti. No sabría describir todo lo que sentía en ese momento, pero sobre todo estaba completamente segura de que te quería, de que la espera no había sido en vano.

De repente escuche un “¡No!” a lo lejos, dejaste de besarme y me agarraste; volvimos a escuchar a misma voz diciendo “Esto es real no puedes despertarte”; me agarraste más fuerte, pero fue inútil.
Abrí los ojos y allí estaba, tumbada en la cama, en pijama y en frente ese cuadro de Nueva York que hay en la pared de mi habitación. Miré la hora, 11.15 am, todo había sido un sueño, fruto de mi imaginación. 

Quise llorar, pero no pude. Te quiero, pero no me vale solo con los sueños, te quiero en la realidad. Te necesito conmigo y necesito que esos sueños algún día no conviertan la realidad en una pesadilla en la que no quiero vivir. 
Quiero que esos sueños se conviertan en realidad y los sueños sean eso, solamente sueños.