7.22.2010

23.30 Café Marly, París

Esta imagen es mía, no la utilices sin permiso

8.30 Hotel Roosevelt, Paris
Beep, Beep. El ruidoso despertador rojo que siempre la acompañaba despertó a Emily de su plácido sueño de esa noche.
Que su cabeza estuviera tranquila por las noches era algo extraño ya que las pesadillas la acechaban cuando dormían y acababan por despertarla de una manera angustiosa.
Pero,no. Hoy no, hoy había tenido que utilizar aquel despertador rojo que se pudriría en el tiempo sin apenas haber sido usado.
La luces del sol que entraban por la ventana terminaron de despejarla, obligándola a levantarse de la cama.
Se aseó cuidadosamente, se enfundó en un mini-vestido negro azabache cubierto con una gabardina gris y se fue a dar un paseo por los campos elíseos.
Le gustaba pasear, más si había llovido la noche anterior. El aire y la ciudad en sí parecían haber sido depurados en profundidad y todo tenía un olor puro y limpio.
Se quitó sus botas rojas y puso su pies sobre la hierba, aún con algunos destellos del rocío nocturno. Y sonó su móvil, dejando otra llamada perdida en el registro.

23.30 Café Marly, París
Emily llevaba ya casi una hora con su licor de limón encima de la barra.
Aquel café concert le recordaba a las noches en Londres.
La diferencia era que allí siempre pedía limonadas con doble ración de hielo debido a sus diecisiete años y ahora, ya con dienueve largos, licores de limón acompañados por un gran número de aquellos bloques gélidos.
Siempre le había gustado ir a ese sitio y distraer un poco su mente. Se tomaba la consumición y se iba.
Pero hoy estaba él en la mesa de la esquina esperando una explicación y ella no tenía las suficientes palabras para entablar un diálogo. O quizás tenía demasiadas como para terminarlo.

P.D: Ya me he cansado de las vacaciones bloggeras, la verdad es que no tenía inspiración y decidí descansar unos días. Mientras esperaba a la inspiración abrí mi flickr, si podeís pasar y comentad, please. Tengo pensado darle una continuación a la historia y seguramente la volveré a publicar cuando muchos de mis seguidores regresen de sus vacaciones. Un muá.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que no te moleste la coincidencia del nombre de Emily. No por nada, sino porque ni yo voy a cambiarle el nombre a mi chica, ni quiero que tú le cambies su nombre a la tuya xD Además, tu Emily tiene un toque parisino del que la mía carece totalmente. Me encantan los cafés de París, son un amor...

:)

Nana dijo...

Otro muá para ti... y ahora me pregunto... Cómo es que tienes tantoooossss seguidores???

Euforia dijo...

A veces es díficil enfrentarse a situaciones así :) me ha gustado mucho! la inspiración te encuentra cuando menos lo esperas. Cierra los ojos...

Besos!

Brenda Velásquez dijo...

Una buena historia,
si felizmente porque se te extrañaba con tan hermosos relatos ^^

http://cherrykiss19.blogspot.com/

Madame Agridulce. dijo...

Me ha gustado mucho. Es realmente precioso. :)

·Êl düêndê (¡n)fêl¡z· dijo...

Emily y el despertador rojo...
Yo, sinceramente, pienso que todos los despertadores acaban pudriendo el tiempo tarde o temprano. Nos despiertan de sueños o nos hacen soñar si nos concentramos en su pausado y rítmico tic-tac.

Tal vez sea eso... el exceso de palabras nos impiden manejar nuestros labios, y antes de decir lo que no queremos, no decimos aquello que querríamos decir.

Un trozo de cielo ^^
Saludos